Albania

DIARIO DE VIAJE – La Albania de Skanderbeg


Otro viaje. Me acerco al aeropuerto, estoy cerca de descubrir una parte de los Balcanes que desconocía. La imagen de arriba es la libreta de notas que se convertirá en mi compañera de viaje durante unas semanas.


Bal- significa miel y -kan sangre.


Por el momento si me conectan un electrocardiograma de hospital para comprobar mis constantes vitales les aparecería una línea recta, sin pulsaciones, ninguna emoción.
Entonces… ¿Por qué sigo viajando? , espero responder ésta y otras preguntas al final del viaje… ¿quizá quiero dar alguna emoción fuerte a “la patata“ que tengo como corazón para sentirme vivo? …


Con el despegue casi vomito las apestosas aceitunas que comí en el aeropuerto, venden comida propia del avión sin estar todavía dentro.


Parece que últimamente se han puesto todos de acuerdo para volver a repetir las mismas cosas que me llevan diciendo desde hace mucho tiempo y la verdad, me hubiera gustado que fueran preguntas y no afirmaciones sin derecho a debate, entre esas afirmaciones están :


– No vayas a ese país, es peligroso.
– Te gusta ver la pobreza y la gente pasando apuros.
– Ese país no existe.
– Tómate unas vacaciones de verdad, playa y tumbona.
– Lo que quieres hacer es una locura.
– Donde vas no hay nada que hacer, viaja a otro lado.
 
… entre otras.


Como ya dije antes, me hubiera gustado que estas afirmaciones se convirtieran en preguntas.
 
La gente que me conoce sabe que no sigo los cánones globales de lo que son unas vacaciones. No voy a decir lo que son unas vacaciones porque cada persona tiene su propio concepto, pero un viaje debería ser una etapa de la vida donde estés dispuesto a escuchar y aprender. En un viaje a veces lo pasas mal y de eso se aprende, además de valorar lo que ya tenemos nos da una visión global de la vida, la sociedad, nuestro papel en el planeta y nos ayuda a trazar una hoja de ruta para nuestra vuelta. Me dejo muchas cosas en el tintero y quizá un día amplíe esta información, pero de momento no puedo dejar escapar la oportunidad de transformar las anteriores afirmaciones en preguntas, que se irán respondiendo solas a lo largo de este diario de viaje.
 
Estoy en el control de aduanas de Tirana y “la patata“ empieza a latir ¿qué habrá detrás del control de aduanas? … ya estoy dentro, sin sorpresas, absoluta normalidad, stands vendiendo productos y gente con el cartelito del nombre del hotel.
En un momento me agencio una SIM para el teléfono y ocupo la última plaza libre del minibús, lo siento por la gente que quiso subir detrás de mí “c’est la vie“, otro día me tocará a mí quedarme fuera.
Llego al hotel y primera “sorpresa“ me quieren cobrar de más utilizando distintos argumentos. Lamentablemente para ellos dieron con un hueso duro de roer, me mantuve firme y todo fué como la seda. Me gusta reservar la primera noche de hotel, a causa de la fatiga somos vulnerables las primeras horas en un país que no se ha visitado con anterioridad.

 

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Visito la mezquita de Xhamia e Et’hem Beut en el centro de la ciudad de Tirana, pertenece al Orden Bektashi, una corriente sufista que lée El Corán y La Biblia entre otros libros sagrados.

 

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Muy amablemente me invitan a convertirme a su orden, pero por el momento prefiero no enrolarme en ninguna religión, demasiada responsabilidad para mí. Hablamos un buen rato y tomé unas fotografías.

 

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Tomaba algo en la Sky Tower de Tirana, gira lenta y progresivamente 360º para que los clientes tengan una panorámica de toda la ciudad, de repente veo un partido de fútbol en el estadio, ¡NO ME LO PODIA PERDER!, el camarero miró el reloj, quedan 10 minutos para su final y quién sabe si tendré otra ocasión de ver el estadio en activo. Tiré unas monedas en la bandeja y piernas para qué os quiero. Llegué milagrosamente, todavía jugaban, todos comiendo pipas… y los más sufridores las uñas. Resultado : Tirana 0 – Bylis 0 .

 

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Debo elegir un lugar para comer, para mí no es tarea fácil, siempre quiero degustar los platos típicos del país. Había muchos restaurantes bonitos, pero había una atendido por una mujer mayor lleno de ollas y donde la limpieza brillaba por su ausencia. No me gusta la suciedad pero el lugar estaba lleno de gente local, “éxito asegurado” pensé. Comí kukurec, algo así como una salchicha hecha con intestinos fritos de cordero. Es un plato barato de Albania, apreciado pero muy grasiento, ¡atención! solo apto para los amantes de la carne.


Hay pautas en mis viajes que no puedo cambiar, por ejemplo la de caer enfermo cuando voy a un buen restaurante y en cambio soy inmune a la comida de la calle, ¿seré alérgico a la alta cocina?, para responder a esta pregunta debo comer algo preparado por Ferran Adrià.

 

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Aunque mucha gente no lo sabe, quedan muy pocos monumentos de origen comunista en Tirana, la mayoría son de origen Italiano. Entre las construcciones comunistas todavía están en pié: la Pirámide (en la foto superior), la Ópera y el Museo Nacional de Historia. En el lugar donde se erigía la enorme estatua del comunista Enver Hoxha, que estuvo 40 años en el poder, plantaron un bonito árbol. Cuando falleció el dictador la población destruyó casi todo lo que construyó el comunismo.

 

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Recomiendo una visita a algunos de los mercados de la ciudad, hay muchos, todos parecidos pero muy entretenidos, entre ellos están el Tregu Çam ( muy cerca del centro ), mercado alrededor de la Medrese, mercado de la estación de tren ( Stacioni i Trenit en la calle Reshit Petrela ), mercado central ( en Pazari i Ri ).

 

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Otro de los lugares interesantes de la ciudad es la estatua con forma de águila del escudo del país. Está construida con balas, como símbolo de que protegerán Albania a toda costa.

 

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Cuando llego a un país diferente me asaltan varias dudas… ¿podré hacer fotos? no sé si Albania será un buen lugar.
Encuentro algo interesante, tomo unas fotos, compruebo cómo reacciona la gente, las miradas, los gestos, aprendo cómo abordarlos y entiendo la dificultad o simplicidad de hacer fotografías en el país así el volumen de imágenes que puedo realizar diariamente, y las que podré aprovechar para mis fines.
Se me calienta el dedo y las dudas se disipan, esto se repite una y otra vez en todos los viajes, aunque siempre el final es el mismo, todo va sobre ruedas. Me reeduco una y otra vez, lo aprendido se vuelve a asimilar, se reestructura en mi cabeza otra vez, solo cambian algunos matices, en cada viaje vuelvo a entender que para mí hacer fotografías es como ir en bicicleta, nunca se olvida.

 

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A veces me preocupo de si voy a poder visitar todo lo que he planificado. He aprendido que solo es cuestión de tiempo y esfuerzo, si persisto y dispongo del tiempo puedo ver todo lo planificado, incluso si no dispongo de información, la ayuda local es imprescindible siempre, aunque es necesario contrastar la información.

 

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Visito la plaza Skanderbeg de Tirana, casi todas las plazas principales se llaman igual, es el héroe nacional de Albania. El nombre real del héroe es Gjergj Kastrioti, pero es conocido por Skanderbeg, un nombre que le pusieron los turcos cuando lo raptaron. Lo educaron en la guerra y a su vuelta a Albania combatió contra los mismos que le habían enseñado a hacer la guerra para liberar a su pueblo de la invasión turca durante la Edad Media. A su muerte Turquía invadió Albania, que estuvo 500 años bajo control turco. En 1912, con la ayuda del imperio Austro-Húngaro declararon su independencia del Imperio Otomano.

 

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En la plaza Skanderbeg conozco a unos simpáticos personajes de tres diferentes religiones, uno es católico, otros tres ortodoxos y los demás musulmanes, todos juntos jugando unas partidas al Dominó en completa harmonía. Las religiones conviven y se complementan unas a otras con la más absoluta normalidad. No tardan en explicarme que ellos, los Albaneses, se refieren a su país como Shqipëria.

 

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Empieza la excursión, me dirijo al Parque Nacional de Theth en busca de algo que no sé si encontraré, la vida tradicional de las montañas.

 

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Durante el camino conocí otro turista que me preguntó porqué había estudiado fotografía en la universidad si eso se podía hacer de manera autodidacta. La respuesta a esta pregunta es muy amplia. No me han enseñado a hacer fotografías en la universidad, cada persona tiene su estilo y su gusto por un tipo de fotografía, la mía podría describirse como documental. En las universidades te dan una base amplia que abarca muchos aspectos y luego cada uno, de forma autodidacta profundiza la que más le apetece, como en todas las formaciones académicas. Para responder a esta pregunta siempre pongo el mismo ejemplo:
 
Yo puedo pintar la fachada de mi casa, muy diferente es que la pinte bien, puedo ser pintor pero me queda un largo aprendizaje para hacerlo bien. ¿Entonces si hago fotos con mi teléfono soy fotógrafo? yo diría que sí, pero necesitas más tiempo y manejar otras cámaras para hacerlo correctamente.

 

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Vuelvo a Shkodra con la intención de cruzar el lago hasta Fierze.
El lago Komani se prolonga entre montañas, el bote hace paradas en medio de la nada, embarca donde puede y la gente a veces aparece de la nada, sin ninguna vivienda o pueblo a la vista; otras veces parece que estén tumbados entre los árboles días enteros y que se despertaron al escuchar el transporte.

 

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Hay uno o dos botes al día, dependiendo de la cantidad de agua y la temporada. En una de estas paradas un lugareño me quiso secuestrar para quedarme a vivir con ellos, pero le hice entender que no sé trabajar la tierra y entre risas me dejó subir al bote otra vez.

 

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El lago se construyó de manera artificial para producir energía mediante una central hidroeléctrica.

 

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En el barco conocí a una persona de la cual aprendí un poco más de la historia Albanesa y de paso me proporcionó un coche y un chófer que me llevaría hasta Kosovo y encima me invitó a café, un ejemplo más de la hospitalidad Albanesa. De hecho podría haber viajado gratis por todo el país gracias a sus contactos. Me contó que la música tradicional Albanesa narra con sus cantos alguna de las historias tradicionales del país. Para esta música utilizan instrumentos tradicionales como por ejemplo el Çifteli, una especie de guitarra con solo dos cuerdas o el Fyll, la flauta tradicional Albanesa.

 

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Hago una parada en Kukes, una pequeña ciudad donde conocí a Skanderbeg en persona, se refugió en la biblioteca, al lado de la estufa, mientras reforman una de las plazas de la ciudad, donde le estaban construyendo un altar.

 

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En la misma biblioteca está uno de los tres “American Corner” que hay en el país, en ellos se realizan muchas actividades, desde debates en inglés a la lectura de revistas de actualidad norteamericanas o el visionado de películas “made in Hollywood”. Ésta es una prueba de las simpatías que siente el pueblo Albanés respecto a Norteamérica, que les ayudó en su liberación del régimen Comunista de Hoxha. Incluso la madre de George Washington, el primer presidente Americano, era Albanesa.
Éste es el único país Europeo que nunca invadió otro país ni empezó guerra alguna, simplemente se defendieron de los ataques de los demás.

 

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Estoy en Peshkopi, uno de los lugares más auténticos del país, se encuentra en la ladera de la montaña Korab, la más alta de Macedonia y Albania.

 

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Hay pueblos muy bellos alrededor, como por ejemplo Muhurr. Algunos aldeanos me cuentan sus peripecias para llegar hasta alguno de los países europeos. En sus aventuras nunca faltan los viajes en barcos de mercancías o camiones de carga, escondidos dentro. También me explican que en muchos restaurantes u hoteles no les quieren servir porque muchos compatriotas llegan allí con lo puesto y el billete en la mano, sin nada más, creando mala fama por abandonar el lugar sin pagar.

 

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Me dicen que viven el día a día, que ganan para comprar tabaco y tomar café, sin poder hacer planes de futuro. Aunque en las urbes la situación mejora ligeramente la situación global no es muy alentadora.

 

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Los jubilados cobran pensión sí, pero solo les alcanza para comprar el pan del día. Los mayores trabajan hasta que ya no tienen fuerzas para hacerlo.

 

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Me preguntan cómo lo hago para acercarme a la gente y retratarlos de forma espontánea, una de las formas de hacerlo es hablar con ellas… o intentarlo.

 

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Este es el final del viaje, debo volver, mi vuelo sale de Tirana y me quedaron un par de cosas para ver, entre ellas la venta de aves, cerca del mercado Pazari i Ri, en navidad venden pavos, aunque también venden palomas, de las que son muy aficionados.

 

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Durante el viaje he sufrido la información desfasada que existe en la red sobre el país, eso es debido al poco turismo que lo visita, la mayoría concentrado en las zonas costeras, el turismo de sol y playa vende muchísimo.

 

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De Albania me gustó la gente, de lo más hospitalaria que he conocido, y la vida que hacen en la calle, no son de encerrarse en casa.
 
Si alguien se pregunta por la mafia… no la he visto por ningún lugar, en ningún momento me he sentido inseguro ni con temor a que me roben, al contrario, todos querían ayudarme. Como algunos ya saben, la mafia albano-kosovar se creó fuera del país.


Podéis ver todas las imágenes a pantalla completa en el apartado de Fotografías.