La compañía aérea llegó tarde a Istanbul y perdimos el enlace con el otro avión a Tehrán. Por suerte nos facilitaron hotel y transporte. Al llegar al hotel había una alfombra roja en el pasillo de entrada, para no ensuciarla la esquivé, pensé que la tenían reservada para las celebridades, entonces la “crew” el personal me amonestó : “No No.. !!” me dijeron que debía pisar la alfombra y avanzar por el medio de la entrada. Les entregué mi pasaporte y los solté un … “give me your best room”, y no era para menos, tenían ante sus narices a la élite, vestida con sus mejores galas, en una ciudad de mala muerte de Turquía, así no se trata a las celebridades como yo… Al día siguiente llovió y no pudimos visitar Istanbul, a los pocos minutos de estar en la calle nos empapamos… y no de cultura precisamente.

Estuve suficiente tiempo en Turquía para que me dieran algún consejo sobre nuestro próximo destino, Irán. Alguno de los consejos fueron : “cuidado en Irán !, son musulmanes muy religiosos”. Evidentemente esos son los consejos del vecino asustado o poco informado.

Entramos a Irán por la puerta grande, yo especialmente. En el avión, unas horas antes de llegar, entré en razón… estamos a punto de llegar a uno de las países más religiosos del mundo, la mayoría de la información que nos llega del país está manipulada. Pero sobretodo pensé… ¡ no hay alcohol en Irán !. No tardé en vaciar el carrito-bar del avión, ni qué decir que perdí la cuenta de las botellas de vino que tomé. Al llegar al aeropuerto, haciendo cola para conseguir el visado, era la persona más feliz del mundo, escuchando música y observando las tristes caras de preocupación de los demás, nerviosos por saber si serían capaces de conseguir el visado. Recuerdo que me dijeron que estaba de un humor demasiado chisposo y que borrara esa sonrisa de mi cara. Era mi turno en el mostrador, llegué allí como quien pide otra copa en la barra de un garito de mala muerte. No entendía nada de lo que me decían y parece que se percataron de mi estado de embriaguez porque me hicieron sentar en un banco cercano. Por suerte parece que no fuí el único, un coreano también se ganó un descanso en el banquillo después de gritarles cuatro cosas a los funcionarios. Creo que nunca tuve una entrada tan placentera en un control de aduanas.

Tuve que remover todo el aeropuerto, me dijeron que las maletas no habían llegado. Parece que hablé con alguien importante porque a los pocos minutos la maleta apareció apareció en aquellas oficinas que me aseguraron no haber recibido nada.
 
A veces pienso que viajar me hace madurar más rápido. Este proceso que todos recorremos a más o menos velocidad. Desgraciadamente no creo que me aporte sabiduría, las preguntas siguen siendo las mismas, sigo siendo el mismo idiota. Los años traen reflexión y a veces algo de comprensión. Con el tiempo me disgustan menos cosas, las miro desde otro punto de vista, aquél que hace unos años no veía por ningún lado. Pienso si el camino que hemos de recorrer es aprender “a disfrutar de la vida”. El camino lleno de baches, a veces es doloroso y otras placentero. A cada paso que doy recibo una dosis de anestesia que me vuelve insensible al dolor y a su vez a la vida, al dolor y la tristeza.
 
¿Se acaba la vida al finalizar la lucha ?
Eso me parece… La lucha me mantiene con vida. Tengo la impresión que el día que deje de luchar será porque estará en paz con todo y con todos. Entonces sin ningún otro sentido en la vida que SER o ESTAR, sin el sufrimiento que a veces nos atormenta nada tendría sentido, no podríamos distinguir el bien del mal, entonces dejaré de luchar, finalizaré este ciclo de aprendizaje que es la vida y entonces, aunque no esté preparado para la muerte, ésta llegará. La vida, como el viaje, podría considerarse un camino que conduce a la paz y a su vez al declive.

El nombre oficial de Irán es “República Islámica de Irán”. ¿ Qué pasaría si otros países añadieran el principal movimiento religioso del país al nombre del país ?. Por ejemplo España, pasaría a llamarse “Democracia Católica de España”, ¿ bonito verdad ?, solo de pensarlo me dan escalofríos. Os recomiendo el visionado de la película Persépolis, una estupenda animación que relata de forma amena la transición política y cultural que se produjo en Irán desde 1979.

Las primeras impresiones que tengo del país, si la comparo con Marruecos por ejemplo, es que aquí están bien organizados, son muy limpios, tienen muchas papeleras y los iraníes, en general, intentan no tirar nada al suelo.

La población es extremadamente educada, para nada se hacen pesados y no te agarran del brazo para intentar venderte algo, esto se agradece. Es muy fácil entablar conversación con alguien y que te inviten a tomar el té. Incluso si solo hablan Farsi, su idioma, es sencillo entenderlos, tienen la voluntad de hacerse entender. ¡ Ah ! les aconsejo llevar café soluble, casi no hay cafeterías en todo el país, solo en algunos núcleos urbanos y lo venden a precio de oro, lo consideran la bebida de los ricos.

Isfahan aparece en todas las guías como la primera atracción turística del país y la verdad que no acabo de entender esta obsesión por la ciudad. La urbe que más nos gustó fue Yazd, de la que hablaré más adelante.
Si os apetece ver la vida moderna Iraní este es vuestro lugar, aunque no difiere mucho del estilo de vida occidental. Aquí entendí lo que considera la población por una atracción turística, adoran visitar los lugares bonitos para relajarse, los parques, centros comerciales y la vida moderna en general. Si pides a alguien que te haga una ruta turística según sus preferencias seguramente cuando regreses a casa no volverás a visitar un parque en muchos meses.

Debo reconocer que Isfahan conserva algún encanto, especialmente por sus puentes, que iluminan por la noche y donde se puede ver una ferviente actividad cuando llega el atardecer y hasta altas horas de la noche. El más famoso es el Si-o-se Pol o puente de los treinta tres arcos. Isfahan tiene once puentes deseando ser descubiertos por el turismo.

Los Iraníes intentan evitar las horas del día más calurosas. Se reúnen en los lugares emblemáticos de la ciudad y hacen vida en la calle, se sientan a fumar la pipa de agua, a tomar un helado, a charlar, comer, tomar el té …

Aunque bailar y ciertos tipos de música están prohibidos en Irán ( a menos que se celebren en lugares privados y recintos cerrados ), se permiten algunos actos musicales no organizados por el gobierno, por ejemplo el que se lleva a cabo en el puente Khaju cuando cae la noche. Si lo llegáis a presenciar seguro que os dedican una canción.

Uno de los atractivos turísticos de la ciudad es la plaza Iman Jomeini, donde es fácil estirarse y hacer la siesta en cualquiera de sus zonas ajardinadas ( aunque os recomiendo el parque que hay al lado, es más tranquilo ). De hecho ví a mucha gente estirarse sin más en la hierba y hacer la siesta. Incluso se podría prescindir de pagar hoteles, basta con tirar una sábana o toalla en el suelo y estirarse en cualquier rincón como hacen ellos. Además en los parque, bazares, mezquitas y lugares relevantes hay aseos y agua, solo es necesario preguntar por el “ tualet “.

Por suerte nuestro objetivo en Isfahan no era solo visitar la ciudad, sino que nos servía de puente para visitar a la minoría Bakhtiari. Para ellos nos desplazamos hasta Shahrekord
y desde el lugar contratamos un transporte privado. Por la época del año en la que estábamos nos desplazarnos durante muchísimas horas para verlos, la mayoría ya estaba refugiada en las montañas para resguardarse del calor y conseguir mejores pastos.

Los Bakhtiari son una orgullosa población que son idioma y cultura. Tienen muy pocas posesiones y su estilo de vida es nómada.

Desde luego valió la pena el esfuerzo para visitarlos, ver donde viven, como cocinan,… Esperamos volver a repetir esta experiencia algún día.

Otro de los lugares que se recomienda visitar en Isfahan es el bazar central, que comunica la ciudad vieja con la nueva y la plaza Naqsh-e Jahan con la mezquita Hakim. Este enorme mercado cubierto está dividido por secciones, el oro y joyas se venden en secciones separadas de las tiendas que venden ropa o alfombras. Es uno de los más grandes y antiguos de Medio Oriente pero la verdad esque no lo encontré nada especial, preferimos mil veces el bazar central de Kashan.

Las calles polvorientas de Kashan y las casas de adobe parecen sacadas de algún libro de historia. Recomiendo callejear por el centro histórico de este relajado pueblo, Se esconden mil maravillas, empezando por sus hoteles, muchos de ellos de construcción tradicional Iraní.

Sin duda el plato fuerte de Kashan, en mi opinión, es el bazar y las sorpresas que en él se esconden. Un lugar que de momento no está contaminado por occidente, no hay carteles de coca-cola y los vendedores no ponen, parece que se conserva como hace cincuenta años.

A pesar de la censura que sufre la población, por ejemplo a las redes sociales y internet, sí que tienen permitido la mensajería instantánea. Otra de las censuras consiste ni más ni menos en la elección de una futura carrera universitaria, no pueden estudiar física atómica, o ser piloto de vuelo entre otros estudios.

Otro lugar que recomiendo es el pueblo de Abyaneh, de fácil acceso desde Kashan. Pero lo interesante en realidad no es el pueblo sino sus gentes, las mujeres están ataviadas con su vestimenta tradicional que conservan con mucho orgullo.
Desgraciadamente el pueblo se ha vuelto un destino turístico creciente y un lugar para merendar en familia y pasar una tarde tranquila, especialmente los viernes, que entre los musulmanes consideran domingo, día de descanso.

Nuestro siguiente destino será un lugar del que nos llevaremos grandísimos recuerdos y algunos amigos, en este enlace lo contamos todo del Kurdistán Iraní .

Recordad que está prohibido hacer fotografías de edificios gubernamentales y policiales. Seguid esta simple norma si no queréis quedaros sin cámara fotográfica : Si el edificio tiene alambre de espinas mejor reservar la cámara para otra ocasión.

A veces pienso que el turismo se mueve según la moda. Oleadas de turistas viajan masivamente a un país, que sin querer acaban transformando, orientando a sus residentes al sector servicios, motivados por el dinero “fácil” y un trabajo más agradable.

Cuando el país de destino deja de estar de moda la burbuja se desinfla, las estructuras y edificios que se construyeron pasan al olvido y el sector debe reestructurarse de nuevo. Personalmente pienso que el turismo transforma al país, es muy complicado gestionarlo correctamente. Una mala gestión transforma el destino turístico en un lugar sin personalidad.

Crecí en un pueblo de la costa donde veía a los turistas en los bares tomando tanta cerveza que no tenían fuerzas para pedir una más. Otros caían desplomados al suelo por coma etílico. El turismo de borrachera tan extendido en algunos países, que han optado por vender paquetes de sol + playa + alcohol a precios reducidos, metiendo a todos ellos en jaulas llamadas Campings / Resorts etc. No lo estoy criticando, de hecho espero poder realizar alguno de estos relajantes y despreocupadas vacaciones algún día, cuando esté preparado. Estoy hablando del turismo no sostenible, que tanto dinero e intereses mueven, transformando al viajero en un billete con patas.

En Irán este tipo de turismo no tiene sentido, por razones obvias, no hay alcohol y las mujeres no tienen permitido tomar el sol en paños menores. Si te pillan tomando el sol solo con un hilo dental cubriendo tu trasero te puedes ganar unos azotes, pero de los dolorosos, de los que dejan cicatriz.

El país es apto para el turismo relajante. Es costumbre hacer el picnic en cualquier rincón, el único requisito es un trozo de sombra. Nosotros llevamos un trozo de sábana y cuando el calor aprieta hacemos la usamos para estirarnos en cualquier lugar y dormir la siesta, la última vez en una mezquita. El personal de la mezquita al vernos estirados nos tendió una alfombra acolchada y una sábana, “ lo más normal del mundo “.

Abandonamos con mucha tristeza el Kurdistán, no nos podíamos perder la recolección de flores que se hace en primavera en Garmeh y alrededores.

Aunque la mayor parte de la producción de rosas es familiar también existen algunas producciones industriales. Las producciones familiares recogen las flores muy temprano, desde las 5 a las 7 de la mañana aproximadamente, antes que el calor sea sofocante. Es necesario madrugar muy temprano si se desea la recolección.

Cuando reúnen 5 o 10 kilos de flores las llevan a la destilería, donde recogen la esencia de la flor y producen varios productos, como el perfume o la famosa agua de rosas, deliciosa con un pozo de azúcar y hielo..

La producción industrial de rosas se concentra en las afueras de Garmeh, de camino a Kashan.

Los trabajadores de la cooperativa de rosas son de diversa nacionalidad, aunque predominan los Afganos, que deben emigrar para encontrar trabajo.

La ciudad de Yazd no tiene nada que ver con Isfahan, el centro histórico, con sus construcciones de Adobe forman parte del patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Es un placer recorrer sus estrechas calles e ir descubriendo la vida de barrio de esta parte de la ciudad.

Además, para los amantes de la arquitectura, tienen varios lugares sagrados y mezquitas, que cobran vida al anochecer, cuando encienden las luces.

Nuestro principal motivo de la visita a Yazd era presenciar una sesión de ejercicios en un Zurkhaneh, es el mejor lugar del país para verlo. Este ritual de entrenamiento se denomina Varzesh-e Pahlavani y se realiza en un gimnasio tradicional muy característico, denominado Zurkhaneh.

Los ejercicios consisten en un entrenamiento en la que intervienen distintas herramientas y estiramientos. éste se remonta a la época persa y está considerado patrimonio cultural por la UNESCO.

Los ejercicios van acompañados de un cantante y música, ubicados en la tribuna, que marca el ritmo de los participantes. Los ejercicios tienen connotaciones espirituales y religiosas.

Nos dirigimos a Shiraz, que es la tercera ciudad sagrada de Irán, después de Mashhad y Qom. Queremos presenciar este fervor religioso del que tanto se habla antes de ir a Mashhad, considerada como el centro religioso del país. Aunque realmente después de visitar las dos, nos quedamos con Shiraz, por razones que más adelante abordaré.

La mezquita Shah Cheragh y los complejos religiosos cercanos son impresionantes. Para entrar en el recinto las mujeres necesitan cubrirse de arriba a bajo, la organización les proporciona un trozo de tela enorme en la entrada para acceder a ella.

Los turistas no tienen libertad de movimientos, enseguida nos asignan un voluntario que nos guiará por todo el recorrido, es la única manera de visitar el lugar y tomar fotografías. Hay otra opción, quedarse en el patio central sin voluntario asignado y sin posibilidad de hacer fotos.

En la terraza tienen un criadero de palomas de competición, expuestas en pequeños peldaños, como si de jarrones de la dinastía Ming se tratasen.

Varias veces al día los musulmanes más devotos acuden a la llamada a la oración. El viernes y los días sagrados del Nowruz ( el año nuevo persa ), no cabe ni un alfiler, igual que los viernes, también sagrados.

Durante el rezo la cabeza no puede tocar nunca el suelo, para ello utilizan una pastilla hecha de arcilla donde apoyan la cabeza cuando se inclinan.

El lugar está muy bien organizado y los voluntarios que ayudan son muchísimos. Se puede entrar tantas veces como se desee, y es gratuito. Al final del tour, que van adaptando según los deseos del turista, ofrecen al visitante comida y bebida. ¡ Que más se puede pedir !.

Otra localización que recomiendo en Shiraz es la Mezquita Nasir al-Mulk, con una impresionante vidriera de colores que da mucho juego para tomar fotografías.

La religión aquí, aunque hay algunas iglesias católicas al norte del país, es de mayoría musulmán, dividida entre chiitas y suníes. Los chiitas acuden en masa a la oración especialmente los viernes. Los suníes rezan en casa, tienen poquísimas mezquitas. Aunque las dos corrientes acostumbran a vivir en harmonía a veces hay enfrentamientos. La región de Arak es una de las zonas calientes del país, donde a veces se producen enfrentamientos, también es la zona que limita con el Kurdistán. La religión originaria de Irán es el Zoroastrismo, que practicaban los persas y de la cual todavía se conserva algún lugar sagrado y pocos practicantes.

Sigo sin entender porque los iraníes siguen pidiendo la carta del menú cuando llegan al restaurante. En el 99% de las ocasiones acaban comiendo lo mismo, brocheta de carne con arroz, no falla.

Aquí el pan es parecido a lo que son las tortillas mexicanas, también se producen de manera similar, aunque en Irán tienen una técnica más depurada; colocan la masa encima de pequeñas piedras ardiendo. Cuando retiran el pan deben retirar también algunas piedritas enganchadas. Se forman auténticas colas en las buenas panaderías.

Uno de los postres más famosos del país es el faloodeh, en todas sus especialidades, sobretodo el que se hace en Shiraz, el faloodeh shirazi, unos fideos congelados muy refrescantes.

Otras exquisiteces que podemos encontrar, si buscamos a fondo y estamos hartos del kebab son el : Ash ( sopa con garbanzos ) o el Dolma ( carne enrollada ).

Otra de las especialidades culinarias del país es el kalam polo, cada provincia lo adapta, con su propia receta. Es arroz frito acompañado con verduras y en algunos casos carne.

El fruto estrella del país y que adaptamos rápidamente a nuestra dieta alimenticia es la cereza verde, que ellos denominan de forma común Haluche o Goje Sabz, también nos gustaron las almendras verdes.

Me pregunto si sigo viajando para mantenerme vivo.
Recuerdo mi primer viaje a Mali y Senegal, para entonces solo era un adolescente con ganas de disfrutar de la vida y ésta me pegó una bofetada nada más bajar del avión. Primero se intentaron quedar con mi pasaporte el personal del aeropuerto para luego pedirme dinero, pero no les salió bien. Después dos niños en Dacca con la barriga hinchada esperaron a que me acabara la botella de agua para llevársela y venderla. Un primer viaje que me cambió la vida, inició el proceso de madurez y vejez, porque como antes expliqué, siento que ambas van unidas. A veces pienso qué hubiera pasado de no viajar, sin duda el proceso de madurez se habría retrasado, ¿y con ello la vejez?, puede ser que sí, habría necesitado más tiempo para encontrar algo de paz, un tiempo que he acortado con estas bofetadas de realidad que me dieron gratuitamente en el viaje.
 
¿He acortado el tiempo de vida viajando?
Pues no estoy seguro, pero tengo esa impresión, aunque tampoco me preocupa pues el tiempo es una invención nuestra, una ilusión, como el futuro y el pasado, el tiempo es virtual, pues a veces el reloj no avanza y otras veces las manecillas del reloj giran bruscamente. Solo existe el presente, tan difícil de disfrutar y que la mayoría invertimos en buscar una felicidad futura inexistente, pues la felicidad como tal la hemos creado como meta a nuestros esfuerzos. Si he acortado el tiempo al final de mi vida tal como lo conocemos poco me importa, pues lo he disfrutado intensamente y como he dicho, nuestro tiempo vital solo existe en nuestras cabezas y es el causante de muchos males.

Nos dirigimos al sur de Irán, a la isla de Qeshm para conocer de primera mano la cultura del golfo Pérsico. Toda la aventura en la isla está en este enlace : Qeshm y el golfo Pérsico.

La población es extremadamente coqueta. Les gusta estar guapos y para ellos dedican muchas horas, especialmente las mujeres, que además son fervientes consumistas y amantes del shopping. Irán es el país del mundo donde más operaciones de nariz o rinoplastias se realizan, incluso vienen extranjeros para ponerse en manos de los mejores cirujanos de esta especialidad. Este es uno de los aspectos que no me agradaron, la importancia que le dan a la apariencia exterior.

Personalmente no veo a las personas como buenas o malas, sino como ambas o ninguna de ellas, no existe el bien o el mal, nosotros lo hemos creado, lo trazamos con una fina línea, tan volátil que se desdibuja en cualquier momento. Tan necesario es el bien como el mal, se necesitan, de lo contrario ninguno de los dos existiría.

No nos podíamos perder Mashhad, en concreto el Santuario de Imam Reza, el lugar más sagrado de Irán, su Meca particular. Las escenas que se sucedieron eran las que esperaba encontrar, lágrimas de felicidad y un altísimo grado de implicación religiosa. La mayoría de la población espera ir al menos una vez en la vida a Mashhad. A diferencia de Shiraz no se pueden tomar fotos con la cámara profesional, solo con el teléfono móvil, la imagen superior está realizada con un tel´´efono móvil de gama baja. Tampoco te acompaña ningún guía, por lo que recibimos menor información de primera mano. En la plaza principal del complejo se proyectan videos de diversos Imanes religiosos, hablando y dirigiendo la oración colectiva.

La ciudad, la segunda más poblada del país, es bastante cosmopolita, tiene casi de todo, incluido parque de atracciones y jardines para pasear o hacer deporte.

Visitamos el pequeño y bello pueblo de Kang, a las afueras de Mashhad, donde sus habitantes llevan una vida humilde, fue muy fácil encontrar transporte hasta el lugar, no tan fácil que hablara algo de inglés.

Los aldeanos trabajan con la puerta abierta, para que puedan verlos y encargar tareas. Conocimos al herrero, al tejedor … No hay carteles en las calles para anunciar el negocio, ni les hace falta, se conocen entre ellos. La carretera de camino a Kang está llena de lugares preparados para reunirse en familia o amigos donde relajarse los días festivos.

De vuelta a Tehran queríamos visitar los manantiales Badab Soort ( Badab-e Surt ), en la provincia de Mazandaran, para ello debíamos hacer parada en Damghan. La última aventura del viaje. Damghan es el principal productor de pistachos del país, lo que le convierte en uno de los mayores productores del mundo.

El camino a los manantiales es muy hermoso, semidesértico en algunas zonas y mayormente deshabitado. El conductor, como en la mayoría de las veces que se contrata a un transporte privado, no tiene ni idea de a dónde se dirige, y deben estar preguntando constantemente a los lugareños. En una de sus equivocaciones nos desviamos unos cuantos kilómetros, nos dirigimos al norte de la provincia. La niebla apareció de golpe, la visibilidad se redujo a unos pocos metros y el frío se hizo presente. El norte de la provincia de Mazandarán me recordó a los frondosos bosques de Bosnia y Herzegovina.

Llegamos a los manantiales y no nos decepcionaron. Los quisimos visitar por la tarde para tener un punto de vista diferente. Todos visitan los manantiales por la mañana, que es cuando más vistosos son los colores. Si vuestra retina todavía ocular goza de salud podéis buscar en internet las Badab Soort y encontrareis cientos de fotografías sobresaturadas y excesivamente manipuladas.
Llegamos al lugar, de difícil acceso, se necesitan unos camiones de tracción a las cuatro ruedas para llegar hasta el lugar.
Los cambios de clima en esta época del año son bastante repentinos, el viento era muy fuerte y se nos acercaron a toda velocidad unas nubes negras que todo lo cubrían, una tormenta en toda regla. Al poco tiempo perdimos contacto visual los unos con los otros y a gritos nos reunimos todos en el camión otra vez. Valió la pena el paisaje, las fotos y la aventura.

Acabamos el viaje en la capital, Tehran, la ciudad más cosmopolita del país y la menos interesante del viaje. Una ciudad como otra cualquiera, sin muchos atractivos más allá de las montañas cercanas a la ciudad, el enorme bazaar central y las torres Milad y Azadí.

Lo que más nos gustó fué el mercadillo al aire libre en la estación de metro Meydan-e Azadi. No aparece en las guías turísticas y resulta bastante divertido por toda la actividad que en ella se sucede.

Irán es un destino ideal para cualquier tipo de turismo, menos para el turismo de borrachera, incluso es ideal para visitar en familia, siempre que no salgan de las rutas clásicas, porque también es un país muy grande y variado, donde las condiciones en algunos puntos a veces no son las más adecuadas para un cómodo viaje.

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